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Leandro Castelluccio
Dadas algunas dudas y comentarios que han surgido del artículo “El primer motor inmóvil no es un argumento a favor de la existencia de Dios”, he decidido redactar algunos de los puntos principales suscitados por dicho artículo. El mismo a su vez ha sido continuado en “La causalidad no es una ley y un argumento a favor de la existencia de Dios”. De modo que si es la primera vez que accede a este artículo, para tener una visión completa de todos los planteos que realizo, le recomiendo comenzar por el primer artículo, seguir con “La causalidad no es una ley y un argumento a favor de la existencia de Dios” y finalmente leer mis puntualizaciones del presente artículo.
Como autor del artículo “El primer motor inmóvil no es un argumento a favor de la existencia de Dios“, me complace que se haya hecho una reflexión y crítica sobre el mismo, y que esta tenga muy buenos puntos que fomentan una reflexión más detallada. Me gustaría dedicar unas breves palabras a algunas de las objeciones expuestas que quizás logren clarificar mejor mi postura frente a la vía del movimiento.
De forma concreta, mi objeción principal al primer motor inmóvil toma la siguiente forma: el movimiento (entendido como cambio de estado de las cosas en el sentido aristotélico) no requiere una causa que lo explique, de modo que el movimiento no necesita un primer motor inmóvil, de modo que no resulta eficaz apelar a este para explicar el comportamiento de las cosas, lo cual hace caer el argumento del mismo como justificación de la existencia de Dios.
Mi primer punto sobre la reflexión, es que esta idea de que el movimiento es inherente a la realidad o axiomático no es un planteo meramente arbitrario para restar fuerza al argumento de la primera vía, es de hecho una postura que se deduce de forma lógica cuando consideramos cómo podríamos explicar el movimiento. Supongamos que el movimiento o el cambio de estado tiene una causa y que un ser o algo en particular genera movimiento, eso significaría que pasaríamos del “estado 0” = sin movimiento al “estado 1” = con movimiento. Sin embargo, este pasaje de estado 0 a estado 1 implica en sí mismo un cambio de estado, o sea, movimiento en el sentido aristotélico, de modo que para explicar o causar el movimiento de algo requerimos necesariamente apelar a que existe de por sí cambio de estado, o sea, movimiento, pues este es necesario para pasar de una situación a otra, de forma que el mismo ya está presupuesto en nuestro razonamiento, y adquiere por lo tanto un caracter axiomático. Un ejemplo similar es preguntarnos “¿cuál es la causa de la existencia o la realidad?”, aquí también comprendemos que la existencia es axiomática y no necesita ser causada, pues “una causa” de la “realidad o la existencia” presupone ya una existencia o realidad, no podemos de esta forma entender “una causa” si esta no es “real” o “existente”.
Teniendo esto en cuenta, comprendemos que en realidad siempre hay cambio de estado, o sea, siempre hay movimiento. Una comprensión desde la física y matemática es que hay aspectos de la realidad que se presentan en cuantos discretos. La realidad va cambiando de un estado 0 a un estado 1 2 3…., y lo mínimo que puede hacerlo implica un “cuanto de tiempo”. Que no observemos un cambio o movimiento desde nuestra perspectiva no significa que no lo haya, simplemente sucede que el “estado 0” de un objeto es prácticamente igual al “estado 1”, eso no quita que no haya habido un cambio de estado de “0 a 1”. Esto lo podemos ver en la vida diaria, un objeto inmaculado en el mismo lugar parece inmutable con el correr de los días, los meses o incluso los años, pero aun el más resistente de los objetos va dejando ver su desgaste con el paso del tiempo, esto es así porque ha habido cambios de estado constantemente. Un objeto pasa de estado A a uno B. Si el pasaje de A a B no refiere a un mínimo cuántico entonces pasa antes por C digamos. Pero la idea de la “cuantización” del tiempo es que un objeto esta en A y luego en B y no hay nada en el medio porque no hay “intermedio”.
Y aquí la metafísica propuesta en mi planteo se diferencia del planteo del primer motor inmóvil, pues las formas de las estructuras de la realidad o la existencia de ciertas entidades no son suficientes para explicar por qué se mueven las cosas, simplemente explican cómo se mueven, pero el movimiento es un aspecto más de la realidad que debe agregarse a la ecuación y que es a su vez axiomático. El cause de un río por ejemplo no sería una analogía tan acertada en este contexto, pues la forma del río no explica el movimiento del agua, solo el curso que sigue, de la misma manera que las estructuras de la materia no explican su movimiento, solo la manera en que lo hacen.
Con eso del río simplemente me refiero a que un motor inmóvil sin tiempo no es suficiente en su carácter explicativo. Cuando decimos que una persona es la causa de algo, tenemos en cuenta que esa persona hace algo ella misma, o sea, hay un cambio en ella. Ahora, ¿podemos concebir un Dios inmutable (eterno y que no cambia) que da forma al mundo y representa causas para el mundo? Si podemos, pero tiene sus corolarios. Podemos imaginar un Dios de una naturaleza diferente a la realidad empírica que observamos, pero en conexión con esta que le da forma al mundo que contiene tiempo. Pero esto tiene un corolario importante, Dios al ser inmutable no crea al mundo, sino que tan sólo le da una forma particular al mismo en base a su forma, pero este mundo viene con sus entidades y dimensiones, entre ellas el tiempo, ya es algo que existe. Una forma de visualizarlo es una mano sobre arena, la forma de la mano le da forma a la arena, aunque la mano no se mueva, pero ya hay arena. Aquí de nuevo el tiempo o cambio de estado es algo inherente a la realidad y no puede ser usado como argumento a favor de la existencia de Dios. Además, Dios esta circunscripto en una realidad cuya conexión con el mundo observable es algo también dado, no creado por este. Y, por último, en este ejemplo concreto tal como Dios tiene una forma en particular dada sin causas, la realidad observable tiene una forma dada que sería moldeada por Dios, pero perfectamente puede ser como Dios con una forma dada sin necesidad de ser moldeada. O sea, imaginarnos a este Dios es superfluo en términos explicativos del mundo, decir que este moldea al mismo es una ideación que no sigue un argumento concreto, el movimiento, la materia-energía ya existe y tiene una forma, solo se sugiere que esta es dada por Dios pero eso es una hipótesis.
El planteo ético final que puede extraerse y que hago en el primer artículo es un derivado de entender que existen estos aspectos axiomáticos de la existencia, como las estructuras básicas de la materia y el tiempo o cambio de estado, que ha sido pertinente agregarlo, pero que es cierto que requiere un contexto más amplio, el cual describo en la obra mencionada en el artículo (“Proposiciones“).
Por su parte, una forma de ver mi planteo del cambio de estado como axiomático es desde la perspectiva del primer motor inmóvil o de Dios. Estoy de acuerdo en que no puede haber una regresión infinita de causas, pero tal como ejemplifico tampoco puede una entidad no causada ser la causa del movimiento o cambio de otras entidades sin agregar a la ecuación la variable “tiempo” o “cambio de estado”. Visto de otra forma, si Dios fuese a originar el movimiento de algo, se necesita un cambio de estado en primer lugar, de lo contrario Dios mismo no ofrecería ningún cambio o movimiento posible de algo, se debe de pasar de potencia a acto, de modo que este cambio de estado o movimiento ya debe ser parte de la existencia como tal, incluso una en la cual existe un Dios, pero como algo independiente del mismo, de lo contrario Dios no podría hacer nada. Tal como Einstein concibió, existe una dimensión integrada denominada “espacio-tiempo”, no podemos movernos en el espacio sin movernos en el tiempo, o sea, habiendo cambios de estado. Para que cualquier cosa se manifieste de una determinada manera se necesita cambio de estado, no podemos percibir un árbol madurar si no hay cambios de estado en la realidad, de la misma forma, Dios no podría hacer nada si no hay una dimensión temporal donde se manifieste su accionar, de modo que si Dios genera el movimiento o cambio de estado de algo, debe haber un cambio de estado inherente a la existencia, o sea, axiomático, donde esta dimensión simplemente existe. De nuevo, preguntarnos “¿cuál es la causa de la existencia o la realidad?”, aquí también comprendemos que la existencia es axiomática y no necesita ser causada, pues “una causa” de la “realidad o la existencia” presupone ya una existencia o realidad, no podemos entender “una causa” si esta no es “real” o “existente”.”
Por otro lado, rechazo considerar como argumento que Dios no es parte del mundo y que por eso el cambio del mundo no es de ningún modo un cambio de Dios mismo, pues es una presunción de conocimiento sobre la naturaleza de Dios que no tiene respaldo argumentativo o empírico, más bien es una forma apresurada de querer sortear el planteo anterior.
Por último, tampoco confundo razón suficiente con causa. Dios puede tener razón suficiente y no tener causa, también podemos plantear lo mismo con las estructuras fundamentales de la materia, no tienen una causa o subestructura menor, simplemente son, eso no quita que no tengan razón suficiente. Pero tal como uno da razones de por qué está bien hacer algo en vez de lo otro, la consecuencia inevitable de que exista una entidad no causada como Dios es que si existe una estructura que presenta un sistema ético que no tiene causa, si bien el mandato ético puede ser perfectamente válido según cierto criterio, no tiene una razón de ser acatado en última instancia basada en la realidad, pues la realidad, o Dios, no tiene causa. O lo que es igual, en vez de caer en razones infinitas de algo, al llegar a una causa no causada, llegamos a una razón de hacer algo (moral o ético) que se debe hacer porque sí. Lo mismo sucede inevitablemente en un sistema conductual, una persona puede hacer algo en particular porque lo recompensa, pero no hay una razón en última instancia de actuar por recompensa, ese simplemente es un criterio último.
El anterior ensayo de “La causalidad no es una ley y un argumento a favor de la existencia de Dios parte” quizás puede ejemplificar más aun mi postura al respecto.
Por su parte en ningún momento afirmo que el movimiento es un estado. Debemos tener en cuenta que desde el principio afirmo que tomo al movimiento en el sentido aristotélico, como el cambio de estado de las cosas que está estrechamente ligado a la dimensión del tiempo. El movimiento continuo de algo es su pasaje del estado 1 al 2 al 3 etc., en distintos puntos del espacio por ejemplo, pero su pasaje del 0 al 1 , o sea de estar quieto en un lugar o decir que está en reposo a estar en otro punto del espacio es parte del movimiento de esa entidad, o sea de los cambios de estado de la cosa. Así la “quietud” del objeto es un estado más en el que se encuentra el mismo en un punto determinado. Por definición pasar del estado 0 al 1 implica un cambio de estado, o sea, movimiento, de nuevo, en el sentido aristotélico. Para dar cuenta del comportamiento de las cosas, que son los distintos estados por los que transita una entidad, uno requiere asumir que hay cambios de estados. ¿Qué explica el pasaje de 0 a 1? Pues la estructura material involucrada. Por ejemplo, el pasaje de una bola en mi mano a estar en el suelo cuando la suelto depende de entidades materiales, como el hecho de estar en la Tierra, si estuviera en el espacio, eso no ocurriría. De modo que las estructuras materiales determinan la forma en como algo cambia de estado, o sea, en qué forma particular se mueve, pero no determina que se mueva. Si congeláramos la dimensión temporal, todo permanecería estático. De modo que parece como si el tiempo no fuese otra cosa entonces que el factor cambio de estado, pero este es otro factor más de la ecuación, el cambio de estado no parecería ser causado o generado. La física nos dice que el tiempo o el cambio de estado no se entiende simplemente como el paso de A a B o el cambio de algo, sino como una dimensión con realidad propia que siempre fluye, o sea siempre hay cambio de estado, es por esto que el movimiento o cambio de estado es inherente a la realidad como una dimensión que la constituye, no parece ser algo generado o causado por algo más, que un objeto permanezca en reposo implica en realidad que el estado 0 es prácticamente igual al estado 1, aunque físicamente no lo es. Ese problema de estar estáticos cuando eliminamos la dimensión temporal implica que no podríamos actuar, ninguna causa se expresa, una vez que “vuelve” el tiempo las causas se ejecutan, de modo que ninguna entidad, ni siquiera un Dios podría causar algo sin la dimensión del cambio de estado, que repito, tiene realidad propia. Es por ello que el cambio de estado o movimiento es axiomático y no necesita un primer motor inmóvil, en todo caso tiene la particularidad de ser como un primer motor inmóvil.
El mismo problema del infinito también podría aplicarse al movimiento de algo, pasar del estado 0 a 1 puede dividirse de forma infinita, una propiedad matemática. ¿Cómo entonces llega un objeto de A a B si siempre puede encontrarse en un punto anterior? Pues parecería que el mundo está cuantizado, el tiempo o cambio de estado es discreto, no continuo, de modo que un objeto pasa de un mínimo cuántico A a B sin intermedios.
Luego, querer implicar que mi planteo en sí cae en una regresión infinita no es correcto, porque argumento que el tiempo o el cambio de estado es axiomático, no tiene causa, es en cierta forma un motor inmóvil. Pero repito, es una dimensión integrada de la existencia, que es necesaria para hablar de la manifestación de cualquier causa de algo. Cualquier causa se manifiesta en el tiempo, o sea, en base a cambios de estado. Las estructuras fundamentales de la existencia son otro tipo de motores inmóviles, son los elementos más fundamentales de la realidad que no están conformados por otras cosas, simplemente son, sin causas, de lo contrario tendríamos una regresión al infinito. Pero en ningún caso el primer motor inmóvil es un argumento a favor de la existencia de Dios, porque el movimiento, o sea, el cambio de estado es un motor inmóvil en sí mismo, no requiere una causa que lo explique. Por eso en mi artículo mencionaba que es parte inherente de la realidad. ¿Por qué no requiere causa? Pues remito al ejemplo anterior. Una causa del tiempo requiere tiempo para manifestarse, por lo que este está presupuesto. Una partícula fundamental se va a comportar de cierta forma de acuerdo a su estructura pero sin cambio de estado no observaremos ningún comportamiento, hay causas, la estructura material particular, pero sin tiempo, estas no se manifiestan.
De la misma forma que se plantea que debe haber un motor inmóvil (no causado) para evitar una regresión al infinito también planteo que requerimos hablar de un cambio de estado axiomático sin causas para evitar caer en contradicción e imposibles. Mi planteo ejemplifica esta metafísica en particular. Podemos hacer perfectamente una regresión de causas hasta llegar a ese primer motor inmóvil, en la realidad empírica esto representa por ejemplo a las partículas fundamentales que no tienen una causa, o sea, no están conformadas por otras entidades Estas se comportan porque hay tiempo, la dimensión donde manifiestan sus formas estructurales. El tiempo al igual que estas partículas elementales no parecería tener una causa previa porque eso sería caer en una contradicción, es también como un motor inmóvil. Con estos elementos cumplimos con los requerimientos lógicos que incluyen no contradecirnos ni caer en una regresión al infinito y damos cuenta de cómo se comportan las cosas, sin ninguna necesidad de apelar a un Dios. Un error deductivo es asumir que las propiedades que necesitamos de causas no causadas como el primer motor inmóvil para explicar ciertos aspectos de la realidad refieren a un ser como Dios y no a elementos propios de la existencia integrados en el mundo, como por ejemplo las partículas elementales y el espacio-tiempo.
Una crítica es que se plantea que el cambio es el pasaje de un estado a otro. No es nunca el pasaje de un estado al pasaje. Por eso el pasaje no es un estado, es decir, el cambio no es un estado. ¿Pues cómo se define “pasaje”? “Pasaje” solo puede ser entendido en referencia a al menos dos cosas, o sea, dos estados, donde en un momento es uno y en otro es el otro. Nunca menciono que el pasaje es un estado. El pasaje es el cambio de estado. Por otro lado, no debemos confundirnos lingüísticamente. El movimiento según Aristóteles no es simplemente el desplazamiento de un objeto sino el cambio de estado de las cosas es un concepto más global, y es el que he utilizado en todo este planteo. Cuando hablo de movimiento también queda abarcado cosas como una hoja que se marchita o una fruta que se descompone, todo esto implica cambios de estado de las cosas o movimiento.
Si hablamos de una existencia sin cambios de estado, o sea, una existencia sin movimiento o tiempo, estamos hablando necesariamente de un estado particular de las cosas, donde todo está definido en determinadas coordenadas de forma inmutable. Aclaro: aquí este ultimo “estado” lo utilizo como sinónimo de situación, pues generalmente significamos cosas un tanto diferentes con el mismo término. Ahora una situación donde eso no es así, donde la misma materia se mueve y cambia de estados es otra situación o estado. El pasaje de una situación a la otra representa un cambio sustancial de la realidad.
Si uno no concuerdas que eso mismo es un cambio de estado no importa, y hasta quizás está demás, lo importante es entender cómo se puede pasar de una cosa a la otra en base a un acto de Dios. El ejemplo que doy es de una realidad inmutable que incluye a Dios, este no cambia, permanece inmutable también. ¿En qué momento deja el mundo de estar estático y comenzar a moverse? Si no existe el cambio de estado en la realidad ¿como es que se pasa de una cosa a la otra mediante un acto de Dios? Porque Dios tampoco cambia, nada cambia, todo es inmutable. Si Dios es la causa del movimiento de al menos las cosas de nuestro universo observable necesariamente tenemos que apelar a que hay tiempo, o sea, cambio de estado de las cosas, de lo contrario todo permanecería inmutable. De esta forma el cambio de estado es inherente a la existencia y trasciende a Dios como parte de la realidad. El tiempo no es causado por Dios. De modo que el cambio de estado o movimiento no puede ser una razón para apelar a la existencia de Dios pues esto trasciende al mismo.
Por cierto, Aristóteles parece estar totalmente equivocado respecto al tiempo de acuerdo a la física moderna, este no es simplemente la medida entre dos cosas, el tiempo es una dimensión de la existencia que tiene realidad propia. El mismo puede ir más rápido o deprisa según el marco de referencia, tal como lo concibió Albert Einstein, lo cual quedó ampliamente demostrado en multitud de pruebas empíricas.
De nuevo recomiendo volver a mi otro artículo “La causalidad no es una ley y un argumento a favor de la existencia de Dios” para ver mejor desglosada la metafísica que expongo, sobre todo lo referente al comportamiento de la materia y la relación de esto con las causas. Aunque todo está más detallado en la obra “Proposiciones“.
Respecto a otros comentarios, insisto en que motores inmóviles hay, no son un buen argumento a favor de la existencia de Dios. Tal como se acepta que debe haber una causa última de la realidad, existen aspectos últimos como el tiempo o cambio de estado según lo que he expuesto que no tendrían causa, tal como Dios no tiene causa. La lógica de eso ya la expuse antes. Pienso también que muchos consideran que Dios no tiene causa. ¿Que diferencia hay pues entre decir que hay una entidad como Dios que lógicamente debe existir porque sí, sin causas, y que es axiomática y hablar de un tiempo que lógicamente requiere ser no causado, axiomático? Inevitablemente debemos tener en cuenta que hay cosas que son tales porque sí, sin causas, que es lo mismo que decir que simplemente son y esto no es para nada una falla en nuestra comprensión del mundo, al contrario, es un requisito lógico del mundo que existan este tipo de elementos axiomáticos, como lo sería un Dios. Me remito a un ejemplo anterior, no tiene sentido preguntarnos cuál es la causa de la existencia, pues el concepto de causa presupone existencia, por lo que siempre hay algún tipo de existencia, esto es axiomático, es porque sí, sin ninguna explicación, no hay tal explicación, tampoco esto es una falla de nuestro razonamiento y una huida de la explicación, es simplemente mostrar que hay cosas que por lógica no pueden tener una explicación.
Se puede pensar que aludir a la relatividad o a la física en este tipo de reflexiones puede resultar inapropiado, pero el planteo que hecho, mínimamente para ejemplificar ciertas cosas, resulta correcto. En el ámbito argumentativo respecto a Dios se suele apelar a nociones del tiempo que ya no son tales en la física moderna. A veces se falla en integrar el desarrollo de Einstein del tiempo con la relatividad general que lo comprende como una dimensión de la realidad sumadas a las tres espaciales. El espacio tiempo se curva por ejemplo y esto modifica el flujo del tiempo. A su vez, cuando un objeto se desplaza en el espacio también lo hace en el tiempo. A mayor velocidad más lento transcurre el tiempo para esa entidad en comparación con un objeto a menor velocidad, pues el objeto no solo se está desplazando por el espacio sino también por el tiempo. La presencia de una masa importante como una estrella gigante roja afecta la curvatura espacio tiempo de modo que si una persona cae más cerca de su campo para otro fuera de su influencia será otro lapso de tiempo.
Aristóteles supo encontrar grandes verdades y desarrollar las reglas del razonamiento válido, un hito en la historia, y un logro de por sí extraordinario y de incalculable valor. Pero su física no lo fue tan buena, como tantos otros planteos. Como les sucede a todos los autores. Hoy en día los físicos suelen trabajar el tiempo de otra forma y sus planteos respecto al desplazamiento y la inercia no son correctos. El tiempo aristotélico no es suficiente para explicar lo que ocurre en el mundo, y para la física de hoy el tiempo es una dimensión con realidad propia. Si nos quedamos con el tiempo según Aristóteles parecería que fallamos en comprender el hecho de la dilatación temporal como dimensión de la existencia. Podríamos decir que se explica agregando la variable desplazamiento, se requiere de mas estados para llegar a B de un objeto. Y estoy de acuerdo el tiempo en si no va mas rápido o lento, es mas una forma de expresar estas diferencias. Pero según mi postura el tiempo es el cambio de estado que existe como realidad propia y es axiomático.
Por su parte, las partículas elementales como ejemplo de motores inmóviles deben entenderse en el hecho de que no tienen más propiedad que su forma. Estas cambian de estado, por ejemplo, se desplazan de A a B, pero no cambian ellas mismas en su forma.
De nuevo se puede tratar de sortear el planteo del tiempo de forma apresurada diciendo que, si el tiempo es una realidad, entonces o cambia, o no cambia, si cambia, cambia en el tiempo, como todo lo que cambia, y entonces, habría un tiempo 1 y un tiempo 2, en el cual cambia el tiempo 1. Pero si el tiempo 2 es real, igualmente, o cambia, o no cambia, etc. Pues el tiempo no cambia, es justamente como lo argumento, como un motor inmóvil.
No quiero que se pierda el objetivo de mi línea argumentativa, que es lo que plantea el título de mi primer artículo, que “el primer motor inmóvil no es un argumento a favor de la existencia de Dios”, en ningún momento planteo argumentar que “Dios no existe”, es más, en las cosas que he escrito jamás niego la posibilidad de su existencia, simplemente crítico que como argumento el primer motor inmóvil no es uno bueno. Simplemente eso.
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