¿Sobre qué es realmente el debate acerca del aborto?

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Leandro Castelluccio

(Imagen obtenida de: link)

Recientemente en Argentina se ha estado discutiendo a nivel parlamentario la ley que legaliza la interrupción voluntaria del embarazo, más allá de lo que se considera casos extremos concretos como lo ha estado vigente hasta hace poco en ciertos países.En mi país, Uruguay, ya desde hace unos años existe semejante ley, que legaliza la interrupción del embarazo previo a las 12 semanas de gestación. Este proceso y discusión ha ido ganando terreno en distintos países en distintas épocas, recientemente ha sido en Latinoamérica donde la agenda política ha incluido el debate sobre la legalización del aborto.

Este es quizás uno de los temas más candentes discutidos y que genera actitudes fuertes y opiniones desencontradas prácticamente en todas las variantes del espectro político, pues encontramos personas de izquierda a favor y en contra, también gente de derecha en la misma situación, y para las personas dentro de lo que sería un espectro libertario de pensamiento, como es mi caso, existen asimismo posiciones desencontradas respecto al tema.

Los argumentos a favor y en contra han sido diversos y el debate reciente en Argentina a nivel parlamentario y de medios de prensa en general ha sido en mi opinión bueno, donde se han puesto en la mesa prácticamente todo el abanico de razonamientos. Y sin adentrarme de lleno en cada uno de esos argumentos, quisiera poder dar luz sobre una postura que considero no es el caso y que se ha repetido varias veces en este debate en Argentina y también en otras ocasiones.

Pues se ha argumentado que independientemente de la cuestión filosófica o biológica de la vida en gestación (si es vida, cuándo comienza, si tiene derechos, etc.), el debate más que nada sería sobre la salud y riesgos que corren la mujeres al practicar el aborto fuera de la legalidad en situaciones críticas que ponen en riesgo su vida. Esta ha sido una postura predominante, la de que el debate no es sobre la vida en sí sino sobre un tema sanitario y de salud de las mujeres, y que en ese sentido se debe velar por la vida de mujeres que indistintamente de lo que otros piensen sobre la legitimidad o no del aborto, llevarán a cabo de todas formas una interrupción del embarazo pero en medios inseguros. Pues bien, argumento que el debate es en realidad sobre la vida y no la salud de la mujer, no porque lo diga yo o esa sea mi opinión, sino porque es algo que está implícito en los debates respecto al tema,o sea, la jerarquía de opiniones pone, aunque a un nivel inconsciente, la vida por encima de la cuestión de la salud. ¿Por qué esto es así? Pues por las restricciones que incluso las mujeres y hombres a favor de la despenalización del aborto apoyan respecto a la ley y que están de acuerdo sería cuestionable no considerarlas.

¿Cuál es la principal condición para la interrupción del embarazo? Pues que este se lleve a cabo dentro de las primeras 12 semanas de gestación (este es el límite en Uruguay). ¿Por qué esto es así? Pues porque conlleva inevitablemente un debate primordialmente acerca de la vida y los derechos de la misma que está detrás o implícito en toda la cuestión (aparte de cualquier problema médico que pueda plantearse como argumento), y que es de mayor jerarquía, pues de ser el aborto posterior a dichas 12 semanas, incluso estando sobre la mesa el tema de la seguridad y salud de mujeres que deciden abortar, este no sería legal, y esto tiene su base cuestiones éticas y morales también debatidas que hacen uso de conocimientos biológicos sobre el desarrollo de la vida humana. De modo que no sería cierto que el debate es principalmente sobre la salud y seguridad de las mujeres, pues incluso los que defienden la despenalización no lo hacen teniendo en cuenta cualquier momento de la gestación, sino que acuerdan sobre un límite, aunque es cierto que no todos adhieren a esta postura. Y aquí creo es donde la postura a favor de la despenalización del aborto tiene una gran debilidad argumentativa, pues queda claro que definitivamente hay una jerarquía y el debate sobre la vida antecede el de la seguridad y salud dentro las propias posturas pro ley, pues no se podría abortar en cualquier período de la gestación (el límite es 12 semanas), lo que implica que implícitamente se le da un valor a tal vida en gestación y existe un problema ético o moral frente a su terminación, aun defendiendo la seguridad y salud de las mujeres.

Esto nos lleva entonces a que el criterio de las 12 semanas debe ser algo debatido.¿Qué hace que sea válido antes pero no después de dicho período? Y aquí se han planteado diversos argumentos, todos los cuales son débiles y arbitrarios, pues si vamos a la esencia de la potencialidad del ser humano, cualquier instancia del desarrollo la contiene, un embrión no es un ser humano desarrollado (en el sentido de presentar ciertas cualidades), pero tampoco lo es un bebé o un niño, en cualquier espectro de las habilidades y capacidades humanas, como el desarrollo de la auto-conciencia, el lenguaje, la memoria, las funciones motoras, etc. Esto no quita que un bebé recién nacido no tenga la potencialidad de desarrollar las mismas, y si los derechos humanos dependen de cualquiera de estas cualidades, de forma individual o en conjunto (el cual es otro debate enteramente), desde la concepción existe la potencialidad de las mismas, no existen las mismas de hecho, pero tampoco lo existen de hecho en estados posteriores del desarrollo, como posterior a las 12 semanas, unas semanas antes del nacimiento, posterior al nacimiento, o incluso años más adelante, y no se cuestiona la ausencia de derechos de un niño que está por nacer, de un bebé recién nacido o un niño pequeño. O sea, que aceptamos también, y de nuevo, implícitamente, que el nivel de desarrollo del ser humano y sus cualidades al momento presente es algo indistinto de los derechos, o sea, que estos no dependen del nivel de desarrollo de ninguna de las cualidades humanas, sino de la potencialidad de las mismas. En tal sentido el criterio de las 12 semanas es muy arbitrario, se puede decir que allí comienza a desarrollarse mayormente un sistema nervioso, sea esto verdad o no, y sean los derechos dependientes del desarrollo cognitivo y de conciencia de la persona, implícitamente aceptamos que no es la presencia sino la potencialidad de tales cualidades lo que distingue al ser humano y de ahí que consideremos que tenga derechos. Podemos plantear el argumento considerando ciertos ejemplos, como el de las personas que pierden momentáneamente la conciencia y funcionalidad nerviosa normal, estos no dejan de tener derechos, y eliminar sus vidas sería algo incorrecto.

La gran mayoría de las personas a favor de la despenalización del aborto estarían de acuerdo que abortar a los 6 o 7 meses de embarazo no sería algo prudente o si quiera moral, pues tal período representa ya un gran desarrollo en la gestación, y terminar la vida en ese punto no tendría sentido, es más, podría subsistir fuera de la madre, y este es un punto recurrente, el de la sostenibilidad e independencia de dicha vida para considerar sus derechos, pero tampoco es un argumento válido, pues si se hiciera un aborto en tal período lo que se haría es buscar salvar la vida en gestación, pero conllevaría la gran potencialidad de dejar muchas secuelas y daño en la misma, entonces aquí la vida en gestación parece valorase mucho más, y el proceder correcto que la mayoría de las personas consideraría sería dejar que la gestación se lleve a cabo hasta el final. De nuevo esto refuerza el hecho de que el aborto no constituye principalmente un tema de salud y seguridad en la mujer, pues implícitamente jerarquizamos la vida en gestación en un nivel superior, de lo contrario no jugaría ningún peso el hecho de si se aborta a las 12 semanas o mucho más adelante. Teniendo en cuenta esto, el debate recae entonces en el tema del límite, ¿es dicho límite legítimo? Creo que argumentativamente las posiciones que rechazan la validez del límite de las 12 semanas en base a la presencia de derechos en la vida en gestación son en general más sólidas que las que demarcan un límite donde es legítimo llevar a cabo un aborto.

¿Estoy diciendo con todo esto que el aborto es algo inválido en la sociedad que vivimos? No, en todo caso digo que el debate lo ganan argumentativamente en términos lógicos aquellos que se oponen a la ley del aborto. Y sin embargo, aun para alguien que entiende estos argumentos y los considere legítimos, el aborto sigue siendo algo que igualmente lo llevaría a cabo, o sea, el peso psicológico que tiene el hecho de que exista la posibilidad de llevar a cabo una interrupción voluntaria del embarazo es tan grande que sobrepasa cualquier argumento contrario, por más lógico y legítimo que sea. ¿Por qué es esto? Porque parece existir como una solución a diversos problemas las posibilidad de llevar a cabo un aborto, el peso que tiene es muy abrumador. Y esto es en definitiva lo que mueve a una mujer u hombre a apoyar la ley, y en última instancia a una mujer a llevarlo a cabo llegado el caso, cualquier otro argumento en favor de la ley es más una racionalización de estos sentimientos muy marcados que otra cosa.

Por lo cual el verdadero debate es este: ¿cómo conciliamos nuestra evaluación emocionalmente cargada de que el aborto es el camino correcto en un determinado contexto y situación frente a los argumentos sólidos respecto a la potencialidad de una vida y los derechos humanos? En mi obra Proposiciones (ver menú de publicaciones de libros) hablo respecto a este tema integrándolo con mi visión de la ética y la moral basada en las nociones de altos estados de recompensa (como la autoestima-felicidad). Mi planteo es que el contexto en cuanto al impacto en la posibilidad de autoestima de la madre es crucial a la hora de evaluar si un aborto realmente ha de ser contemplado por parte del Estado, y este no es un tema fácil, pues las situaciones pueden llegar a ser muy particulares según cada caso, pero creo que en la mayoría de las veces, el aborto no sería el mejor camino, sin negar la posibilidad de que sea legítimo desde un punto de vista ético-moral en determinadas circunstancias. Esta postura sin embargo no queda contemplada en las leyes vigentes actuales respecto al aborto, por lo cual no estaría de acuerdo con las mismas.

De todos modos, vuelvo a la cuestión anterior, el debate no es sobre la salud y seguridad de la mujer realmente, sino acerca de la vida humana en gestación y ahora agrego sobre las evaluaciones subjetivas por parte de las personas de que la posibilidad de su terminación de forma legal y segura es algo que debe darse, porque se evalúa abrumadoramente como algo que tiene que ser una opción válida. Refuerzo esto argumentando, como muchos han planteado en el debate reciente en Argentina, que las muertes por aborto clandestino no son de la escala que suelen presentarse, y que a su vez en los países donde el aborto es legal, el número de abortos registrados da cuenta de que también existen muertes por abortos legales, de modo que es falsa la percepción de cero riesgo que suele plantearse respecto a que el aborto legal conlleva una alta seguridad para las mujeres. Un artículo reciente en el portal digital argentino Infobae (link– en idioma español) da un recuento de la evidencia empírica que muestra que la disminución de la mortalidad materna no parece verse afectada significativamente por la legalidad del aborto. A su vez, debemos plantear el caso de qué sucede cuando se supera el período de las 12 semanas y la mujer por cualquier razón que sea decide abortar, al no estar aparada por la ley, de nuevo recurriría al aborto clandestino, por lo que esto y lo anterior refuerzan de nuevo, que el debate no es verdaderamente sobre la salud y seguridad de las mujeres, a menos que el aborto legal sea algo muy seguro y que consideremos el aborto en cualquier etapa del desarrollo fetal.

Muchos han argumentado que si este es un debate de salud pública, la fuerza o preponderancia con la que se suelte presentar el impacto que genera en la mortalidad de las mujeres no coincide con el énfasis dado a otras causas de mayor tasa de mortalidad para las mujeres, pero tampoco debemos caer en una oposición falsa, de decir que porque existen otras cosas que generan muertes en mujeres por qué no hablan de eso los defensores de la ley y sí del aborto, una cosa no invalida informar de la otra, pero es verdad que el aborto no generaría las muertes que se suelen decir en los medios, y de nuevo refuerza el hecho de que en realidad, a pesar de aceptar incluso esto, se va a defender la posibilidad del aborto por el hecho de que es algo que tiene un peso psicológico importante porque se lo considera como un camino para solucionar una circunstancia difícil y problemática, con todos los aspectos emocionales que conlleva.

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